Desde el impacto de los oscuros celestes
Desde el choque de los recónditos cielos
Naces tu, poeta
Cuando las estrellas todas se rompen
Y la sombra se quiebra
Vestigios se funden de luz
Sobre ti, ruin de la letra,
Te sacuden y te envuelven
Te secuestran y te perforan
Ya que en ti se esconde siempre
La incógnita risa imperfecta.
Y eso da envidia,
Provoca la nausea iracunda
De los espectadores del vulgo
Que al tropezar editan el momento.
Tu, espectador del vulgo,
Editas el momento,
Editas la tristeza,
Editas tu envidia y tu angustia,
Editas tu encierro
Editas tus enunciados y tus fracasos
Y así suenas perfecto,
Editando tus engaños y tus deseos.
Pero la calle, la noche y la lluvia
Siempre han sido de los poetas,
De los espíritus lerdos
Y de las almas inquietas.
Por eso allí te encontré risueña.
Di contigo, musita que ríes incierta
En la espiral de la apuesta
Rechazaste mi abrigo
Dejando el cigarro entre tus labios
Para que te lo encienda bajo la lluvia torrencial
Y te seduzca dejando morir el canto de Singin in the rain
Sobre la blanda entrada de tus oídos empapados
Mientras caían lisérgicas las gotas sobre tus rostros
Y el hechizo te convertía ya en poema.
Desde el impacto de celestes oscuros,
Desde la extasiada abertura de la galaxia que se te ocurra
Naces, provienes tu, poeta
Con tu vestimenta de confines
Y tú alargada mirada testigo de glorias eternas
Obviando la envidia hacia ti del vulgo
Que edita y edita,
Porque jamás entenderá nada de todo esto
Ni de aquello
Ni la lluvia
Ni la sal
Ni la noche
Ni siquiera su maquillaje
Ni siquiera su careta,
Pero mientras tanto edita y edita
Edita sus palabras
Edita sus enunciados
Sus mentiras
Sus besos y su careta
Edita y edita,
Por eso nunca lograran considerarte ni comprenderte a ti
Hermano de la tragicomedia,
Nunca lograran considerarte a ti
Poeta.