lunes, 28 de septiembre de 2015

Oh primaver primavera
primavera negra
primavera a la vera del río
ante el cual arrojé mis credenciales y creencias
y entretejí sensible imaginación
entre las grietas de mi cráneo
y la vaina de miel de una sinapsis
que conduce siempre a la demencia.

oh verborrágicas muertas flores del otoño!
cómo es que aún hablan aunque sea
en ese bajo tono si cuando el viento
las golpea contra el pavimento
ni color les queda
oh oh presencia presencia
recolectoras de infantes serafines
nacidos desde mi vientre exhausto
crecidos en el festín ardiente
de mis inmensas pasiones
descorchando desconchando vino barato
por doquiera y celebrando hasta la ebriedad
los murales de la ausencia
heme aquí
trasladado he sido
hacia el absurdo barro
de la penitencia
heme aquí
condenado he sido
por mi andar fatuo
y falta de obediencia
heme aquí
he ignorado la sentencia
habladuría superchería
libertad bajo fianza y licencia poética para matar
cuando quiera
heme aquí
da lo mismo verdad o consecuencia
soy el antiquísimo y moderno Fausto
el enemigo público del oprobio
el secreto amigo de la Reina
oh oh primavera
primavera negra
Soy Holden Caulfield esperando interceptar al cuervo nocturno en su vuelo
(Oh terrible criatura Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica)
Aguardando en el centeno a que la victima caiga
Para ponerme a prueba y quizá salvarla
O reírme potenciado por la sutil desgracia 
Soy Marco Stanley Fogg alimentado a base de dos huevos por día 
Durmiendo en el centro frágil de la primer plaza que me conviden 
Buscando mis antepasados para desafiarle a Platón su metempsicosis 
Temblando en saliva con la cual el pasado sella su carta
Tengo frio y me siento Dostoievski escribiendo sus memorias en el subsuelo
De la estepa rusa en un pueblo de la costa atlántica argentina
Donde la Luna me ama y se desnuda limpia solo para mi
Mientras lejos me queda cerca todo se desvanece

Un sátiro Sherlock Holmes fingiendo que finge no resolver ni un caso
Pues bien recuerdo no he nacido ayer ( si quizá antes de ayer, y eso ya es distinto)
El único acusado en el juicio de la moral soy
Pero no se preocupen siempre mi nombre cambia todo el tiempo 
Soy el anacrónico juglar rebautizado desafiando mi propio consuelo
Y en última instancia seré Meursault en “ el extranjero”
Compré el fondo de comercio de tu alma
Y no encontré aquellos cigarros
Que siempre fumabas
Solo aquellas golosinas pegajosas
Que todos ellos te regalaban 
Mientras yo te compraba aquellos cigarros
Que tanto te gustaban
Y me los fumaba frente a tu kiosco
Mientras vos te empalagabas.
Ahora sos diabética y dejaste de fumar 
pero yo siempre guardo este encendedor.
Nunca se sabe.